Un equipo de arqueólogos británicos y egipcios ha descubierto la tumba del faraón Tutmosis II, marcando el primer hallazgo de una tumba faraónica desde el descubrimiento de la de Tutankamón hace más de un siglo. La tumba, última real no descubierta de la dinastía XVIII, fue localizada en los valles occidentales de la necrópolis tebana, cerca de Luxor, en el sur de Egipto.

Los investigadores inicialmente creían que las cámaras funerarias de los faraones de la dinastía XVIII se encontraban a más de 2 km de distancia, más cerca del Valle de los Reyes. Sin embargo, el equipo encontró una zona asociada con los lugares de descanso de las mujeres de la realeza. Al ingresar a la cámara funeraria, descubrieron un techo pintado de azul con estrellas amarillas, una decoración reservada exclusivamente para las tumbas reales. Además, hallaron escenas del Amduat, un texto religioso destinado a los reyes, confirmando la naturaleza real de la tumba.

Aunque la tumba estaba vacía, no mostraba signos de saqueo. Los investigadores concluyeron que, tras una inundación ocurrida pocos años después del entierro de Tutmosis II, su contenido fue trasladado deliberadamente a otro lugar. Entre los escombros, se encontraron fragmentos de jarras de alabastro con inscripciones de los nombres de Tutmosis II y su esposa, la reina Hatshepsut, lo que permitió identificar al propietario de la tumba.
Este descubrimiento resuelve el misterio sobre la ubicación de las tumbas de los reyes de principios de la dinastía XVIII y ofrece una oportunidad única para profundizar en la historia del antiguo Egipto. El equipo de arqueólogos espera que futuras excavaciones puedan revelar más detalles sobre el reinado de Tutmosis II y su lugar de descanso final.





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